El espectrómetro de plasma de la Cassini, usado para recopilar estos datos, también encontró otras variedades de iones con carga negativa, incluyendo hidrocarburos.
Si bien no es de extrañar que haya agua allí, estos iones de corta duración son una evidencia adicional de agua subterránea y, donde hay agua, carbono y energía, ya están presentes algunos de los principales ingredientes para la vida.
Las mediciones se realizaron en un pase de la sonda Cassini a través del penacho de partículas de hielo de Encelado.
Encelado ingresa así en el "club" del que son miembros la Tierra y Titán, entre otros astros de nuestro sistema solar, en los que se sabe que existen iones con carga negativa. Los iones de oxígeno negativos fueron descubiertos en la ionosfera de la Tierra en los albores de la era espacial. En la superficie de nuestro planeta, los iones negativos de agua están presentes en el agua líquida en movimiento, como en las cataratas.
Un estudio realizado hace tres años por un equipo encabezado por Anne Verbiscer, científica del departamento de astronomía de la Universidad de Virginia, ya desveló datos importantes sobre ese penacho de partículas de hielo de Encelado, en particular su incidencia sobre otras de las lunas del sistema de Saturno.
Encelado resulta de gran interés para los astrobiólogos, quienes creen que, en teoría, podría haber microorganismos primitivos en su subsuelo, debido a que todo apunta a que hay agua líquida bajo su superficie.
Los astrónomos planetarios están particularmente interesados en Encelado debido a su actividad geológica. Con 505 kilómetros de diámetro, Encelado es casi siete veces más pequeño que la Luna de la Tierra. Pero a diferencia de nuestra luna, Encelado está cambiando continuamente con los chorros de sus géiseres de hielo y agua líquida, que son probablemente el resultado del calor y la presión existentes en sus profundidades.
La superficie de Encelado es bastante joven, posiblemente de menos de 100 millones de años. Es la sexta luna más grande de las más de treinta conocidas que giran alrededor de Saturno. Debido a su superficie helada, Encelado tiene la superficie con el albedo (o índice de reflexión) más alto que cualquier otro cuerpo del sistema solar. El astrónomo William Herschel descubrió este satélite en 1789.
La superficie de hielo del satélite incluye áreas de llanuras suaves, "fumarolas" de hielo (aberturas en el terreno helado por las que surge el material interno), y largas líneas de fracturas en su polo sur.
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