Los científicos que buscan captar pruebas de la materia oscura – la sustancia invisible que se piensa que constituye gran parte del universo – pueden encontrar una útil herramienta en el reciente trabajo de investigadores de la Universidad de Princeton y la Universidad de Nueva York.
El equipo dio a conocer en un informe publicado en la revista Physical Review Lettersde este mes, un método creado para la detección de colisiones de estrellas contra un esquivo tipo de agujero negro, el cual está en la corta lista de objetos que se cree que componen la materia oscura. Tal descubrimiento podría servir como prueba observable de la materia oscura y proporcionar una comprensión mucho más profunda del funcionamiento interno del universo
“Si los astrónomos sólo mirasen al Sol,
las posibilidades de observar un agujero negro primordial serían bajas,
pero la gente está ahora buscando en miles de estrellas”, comenta
Hanasoge.
“Hay una cuestión más amplia de lo que
constituye la materia oscura, y si se encontrase un agujero negro
primordial encajaría todos los parámetros – tienen masa y fuerza por lo
que influyen directamente en otros objetos del universo, y no
interactúan con la luz . La identificación de uno tendría profundas
implicaciones para nuestra comprensión de los inicios del universo y la
materia oscura”.
Aunque no se ha observado directamente
la materia oscura, se cree que las galaxias residen en extensos halos de
materia oscura, basándonos en efectos gravitatorios documentados de
estos halos sobre el gas y las estrellas visibles de las galaxias. Al
igual que otros candidatos propuestos a materia oscura, los agujeros
negros primordiales son difíciles de detectar porque no emiten ni
absorben luz, atravesando sigilosamente el universo sólo con sutiles
efectos gravitatorios sobre los objetos cercanos.
No obstante, debido a que los agujeros
negros primordiales son más pesados que otros candidatos a materia
oscura, su interacción con las estrellas serían detectables por parte de
los observatorios estelares actuales y futuros, comenta Kesden. Al
cruzarse su camino con una estrella, la gravedad de un agujero negro
primordial exprimiría la estrella, y luego, una vez que el agujero negro
pasa a través de la misma, provocaría que la superficie estelar
ondulase mientras vuelve a su lugar.
“Imagina que golpeas un globo lleno de
agua y observas las ondas en el agua de su interior, eso es similar al
aspecto en la superficie de una estrella”, señala Kesden. “Al mirar cómo
se mueve la superficie de la estrella, puedes averiguar lo que está
pasando en el interior. Si un agujero negro pasa a través de la
estrella, puede verse la vibración en la superficie”.
Observando la superficie del Sol en busca de pistas de materia oscura
Kesden y Hanasoge utilizan el Sol como
modelo para calcular el efecto de un agujero negro primordial en la
superficie de una estrella. Kesden, cuya investigación incluye agujeros
negros y materia oscura, calculó la masa de un agujero negro primordial,
así como la trayectoria probable del objeto a través del Sol. Hanasoge,
que estudia la sismología del Sol, la Tierra y las estrellas, calculó
el efecto de vibración del agujero negro en la superficie del Sol.
Se crearon simulaciones de vídeo de los
cálculos de los investigadores por parte de Tim Sandstrom de la NASA,
utilizando la supercomputadora Pleiades de Centro de Investigación Ames
de la agencia en California. Un vídeo muestra las vibraciones en la
superficie del Sol cuando un agujero negro primordial – representado por
un camino blanco –
pasa por su interior. Una segunda película describe el resultado de un agujero negro
rasgando la superficie solar.
Marc Kamionkowski, profesor de física y
astronomía en la Universidad Johns Hopkins, dijo que el trabajo sirve
como un conjunto de herramientas para la detección de agujeros negros
primordiales, dado que Hanasoge y Kesden han proporcionado un método
completo y preciso que aprovecha las actuales observaciones solares.
Kamionkowski es un físico teórico conocido por su trabajo con
estructuras a gran escala y la historia temprana del universo, y aunque
no participó en el proyecto, está familiarizado con él.
“Se sabe que a medida que un agujero
negro primordial se acerca a una estrella, tiene un efecto, pero ésta es
la primera vez que los cálculos son numéricamente precisos”, dijo
Kamionkowski.
“Ésta es una idea inteligente que
aprovecha las observaciones y mediciones ya realizadas por los físicos
solares. Es como si alguien te llama para decir que puede haber un
millón de dólares en tu felpudo. Si resulta no ser cierto, tampoco te
costará nada a mirar. En este caso, es posible que haya materia oscura
en los conjuntos de datos que ya tienen los astrónomos, ¿por qué no
mirar?”
Un aspecto importante de la técnica de
Kesden y Hanasoge, comenta Kamionkowski, es que se reduce una brecha
significativa en la masa que puede detectarse por los métodos existentes
de arrastre de agujeros negros primordiales.
La búsqueda de agujeros negros
primordiales se ha visto por el momento limitada a masas que son
demasiado pequeñas para incluir un agujero negro, o tan grandes que “los
agujeros negros habrían interferido en las galaxias de formas tan
atroces que nos habríamos dado cuenta”, dijo Kamionkowski. “Los agujeros
negros primordiales se han descuidado un poco y creo que es porque no
ha habido una única idea bien motivada de cómo encontrarlos dentro del
rango en el que probablemente podrían existir”.
El actual rango de masas en el que
podrían observarse agujeros negros primordiales se estableció en base a
anteriores observaciones directas de la radiación de Hawking – las
emisiones de un agujero negro a medida que se evapora en rayos gamma –
así como de la curvatura de la luz alrededor de grandes objetos
estelares, dice Kesden. La diferencia de masa entre estos fenómenos, sin
embargo, es enorme, incluso en términos astronómicos. La radiación de
Hawking sólo puede observarse si la masa del agujero negro que se
evapora es menor de 100 000 billones de gramos. En el otro extremo, un
objeto debe ser mayor de 100 cuatrillones (24 ceros) de gramos para que
la luz se curve visiblemente a su alrededor. La búsqueda de agujeros
negros primordiales cubrió una franja de masa que se extiende en un
factor de 1000 millones, explicó Kesden – similar a la búsqueda de un
objeto desconocido con un peso cualquiera entre una moneda y un camión
basculante.
Él y Hanasoge sugieren una técnica para
dar al rango un necesario recorte y establecieron unos parámetros más
específicos para detectar un agujero negro primordial. La pareja
encontró en sus simulaciones que un agujero negro primordial de más de
1000 trillones (21 ceros) de gramos – aproximadamente la masa de un
asteroide – produciría un efecto detectable en la superficie de una
estrella.
“Ahora que sabemos que los agujeros
negros primordiales pueden producir vibraciones perceptibles en las
estrellas, podríamos tratar de observar una muestra más grande de
estrellas aparte de nuestro propio Sol”, señala Kesden.
“La Vía Láctea tiene 100 000 millones de
estrellas, por lo que debería haber alrededor de 10 000 eventos
detectables cada año en nuestra galaxia, si supiéramos dónde buscar”.
Esta investigación fue financiada con becas de la NASA y la Beca Postdoctoral James Arthur de la Universidad de Nueva York.