Los científicos que buscan captar pruebas de la materia oscura – la sustancia invisible que se piensa que constituye gran parte del universo – pueden encontrar una útil herramienta en el reciente trabajo de investigadores de la Universidad de Princeton y la Universidad de Nueva York.
El equipo dio a conocer en un informe publicado en la revista Physical Review Lettersde este mes, un método creado para la detección de colisiones de estrellas contra un esquivo tipo de agujero negro, el cual está en la corta lista de objetos que se cree que componen la materia oscura. Tal descubrimiento podría servir como prueba observable de la materia oscura y proporcionar una comprensión mucho más profunda del funcionamiento interno del universo
Agujero negro primordial atravesando una estrella © Crédito: Tim Sandstrom
Los investigadores postdoctorales Shravan Hanasoge del Departamento de Geociencias de Princeton, y Michael Kesden del Centro de Cosmología y Física de Partículas de la Universidad de Nueva York (NYU) simularon el resultado visible de un agujero negro primordial pasando a través de una estrella. Como remanentes teóricos del Big Bang, los agujeros negros primordiales poseen las propiedades de la materia oscura y son uno de distintos objetos cósmicos que se cree que son el origen de la misteriosa sustancia, pero aún no se han observado.
Si los agujeros negros primordiales son 
la fuente de la materia oscura, la gran cantidad de estrellas en la 
galaxia de la Vía Láctea – aproximadamente 100 mil millones – hace que 
el encuentro sea inevitable, según informan los autores. A diferencia de
 los agujeros negros más grandes, un agujero negro primordial no se 
“tragaría” la estrella, sino que provocaría vibraciones perceptibles en 
la superficie estelar cuando pasa a través de la misma.
Por lo tanto, conforme aumenta el número
 de telescopios y satélites que estudian estrellas lejanas en la Vía 
Láctea, aumentan también las probabilidades de observar un agujero negro
 primordial cuando se desliza inocuamente a través de uno de los miles 
de millones de estrellas de la galaxia, dice Hanasoge. El modelo de 
ordenador desarrollado por Hanasoge y Kesden puede utilizarse con las 
actuales técnicas de observación solar para ofrecer un método más 
preciso de detectar agujeros negros primordiales que con las 
herramientas existentes.
“Si los astrónomos sólo mirasen al Sol, 
las posibilidades de observar un agujero negro primordial serían bajas, 
pero la gente está ahora buscando en miles de estrellas”, comenta 
Hanasoge.
“Hay una cuestión más amplia de lo que 
constituye la materia oscura, y si se encontrase un agujero negro 
primordial encajaría todos los parámetros – tienen masa y fuerza por lo 
que influyen directamente en otros objetos del universo, y no 
interactúan con la luz . La identificación de uno tendría profundas 
implicaciones para nuestra comprensión de los inicios del universo y la 
materia oscura”.
Aunque no se ha observado directamente 
la materia oscura, se cree que las galaxias residen en extensos halos de
 materia oscura, basándonos en efectos gravitatorios documentados de 
estos halos sobre el gas y las estrellas visibles de las galaxias. Al 
igual que otros candidatos propuestos a materia oscura, los agujeros 
negros primordiales son difíciles de detectar porque no emiten ni 
absorben luz, atravesando sigilosamente el universo sólo con sutiles 
efectos gravitatorios sobre los objetos cercanos.
No obstante, debido a que los agujeros 
negros primordiales son más pesados que otros candidatos a materia 
oscura, su interacción con las estrellas serían detectables por parte de
 los observatorios estelares actuales y futuros, comenta Kesden. Al 
cruzarse su camino con una estrella, la gravedad de un agujero negro 
primordial exprimiría la estrella, y luego, una vez que el agujero negro
 pasa a través de la misma, provocaría que la superficie estelar 
ondulase mientras vuelve a su lugar.
“Imagina que golpeas un globo lleno de 
agua y observas las ondas en el agua de su interior, eso es similar al 
aspecto en la superficie de una estrella”, señala Kesden. “Al mirar cómo
 se mueve la superficie de la estrella, puedes averiguar lo que está 
pasando en el interior. Si un agujero negro pasa a través de la 
estrella, puede verse la vibración en la superficie”.
Observando la superficie del Sol en busca de pistas de materia oscura
Kesden y Hanasoge utilizan el Sol como 
modelo para calcular el efecto de un agujero negro primordial en la 
superficie de una estrella. Kesden, cuya investigación incluye agujeros 
negros y materia oscura, calculó la masa de un agujero negro primordial,
 así como la trayectoria probable del objeto a través del Sol. Hanasoge,
 que estudia la sismología del Sol, la Tierra y las estrellas, calculó 
el efecto de vibración del agujero negro en la superficie del Sol.
Se crearon simulaciones de vídeo de los 
cálculos de los investigadores por parte de Tim Sandstrom de la NASA, 
utilizando la supercomputadora Pleiades de Centro de Investigación Ames 
de la agencia en California. Un vídeo muestra las vibraciones en la 
superficie del Sol cuando un agujero negro primordial – representado por
 un camino blanco –   pasa por su interior. Una segunda película describe el resultado de un agujero negro rasgando la superficie solar.
Marc Kamionkowski, profesor de física y 
astronomía en la Universidad Johns Hopkins, dijo que el trabajo sirve 
como un conjunto de herramientas para la detección de agujeros negros 
primordiales, dado que Hanasoge y Kesden han proporcionado un método 
completo y preciso que aprovecha las actuales observaciones solares. 
Kamionkowski es un físico teórico conocido por su trabajo con 
estructuras a gran escala y la historia temprana del universo, y aunque 
no participó en el proyecto, está familiarizado con él.
“Se sabe que a medida que un agujero 
negro primordial se acerca a una estrella, tiene un efecto, pero ésta es
 la primera vez que los cálculos son numéricamente precisos”, dijo 
Kamionkowski.
“Ésta es una idea inteligente que 
aprovecha las observaciones y mediciones ya realizadas por los físicos 
solares. Es como si alguien te llama para decir que puede haber un 
millón de dólares en tu felpudo. Si resulta no ser cierto, tampoco te 
costará nada a mirar. En este caso, es posible que haya materia oscura 
en los conjuntos de datos que ya tienen los astrónomos, ¿por qué no 
mirar?”
Un aspecto importante de la técnica de 
Kesden y Hanasoge, comenta Kamionkowski, es que se reduce una brecha 
significativa en la masa que puede detectarse por los métodos existentes
 de arrastre de agujeros negros primordiales.
La búsqueda de agujeros negros 
primordiales se ha visto por el momento limitada a masas que son 
demasiado pequeñas para incluir un agujero negro, o tan grandes que “los
 agujeros negros habrían interferido en las galaxias de formas tan 
atroces que nos habríamos dado cuenta”, dijo Kamionkowski. “Los agujeros
 negros primordiales se han descuidado un poco y creo que es porque no 
ha habido una única idea bien motivada de cómo encontrarlos dentro del 
rango en el que probablemente podrían existir”.
El actual rango de masas en el que 
podrían observarse agujeros negros primordiales se estableció en base a 
anteriores observaciones directas de la radiación de Hawking – las 
emisiones de un agujero negro a medida que se evapora en rayos gamma – 
así como de la curvatura de la luz alrededor de grandes objetos 
estelares, dice Kesden. La diferencia de masa entre estos fenómenos, sin
 embargo, es enorme, incluso en términos astronómicos. La radiación de 
Hawking sólo puede observarse si la masa del agujero negro que se 
evapora es menor de 100 000 billones de gramos. En el otro extremo, un 
objeto debe ser mayor de 100 cuatrillones (24 ceros) de gramos para que 
la luz se curve visiblemente a su alrededor. La búsqueda de agujeros 
negros primordiales cubrió una franja de masa que se extiende en un 
factor de 1000 millones, explicó Kesden – similar a la búsqueda de un 
objeto desconocido con un peso cualquiera entre una moneda y un camión 
basculante.
Él y Hanasoge sugieren una técnica para 
dar al rango un necesario recorte y establecieron unos parámetros más 
específicos para detectar un agujero negro primordial. La pareja 
encontró en sus simulaciones que un agujero negro primordial de más de 
1000 trillones (21 ceros) de gramos – aproximadamente la masa de un 
asteroide – produciría un efecto detectable en la superficie de una 
estrella.
“Ahora que sabemos que los agujeros 
negros primordiales pueden producir vibraciones perceptibles en las 
estrellas, podríamos tratar de observar una muestra más grande de 
estrellas aparte de nuestro propio Sol”, señala Kesden.
“La Vía Láctea tiene 100 000 millones de
 estrellas, por lo que debería haber alrededor de 10 000 eventos 
detectables cada año en nuestra galaxia, si supiéramos dónde buscar”.
Esta investigación fue financiada con becas de la NASA y la Beca Postdoctoral  James Arthur de la Universidad de Nueva York.
Fuente | Ciencia Kanija Leer más...


