Un equipo de astrónomos está ocupado en una investigación detectivesca en la que tienen dos sospechosos, rastros de violencia, pero sin cadáver.
La sureña nebulosa planetaria SuWt 2 es la escena del crimen, a unos 6.500 años luz de la Tierra en dirección a la constelación Centauro.
La nebulosa consiste en un brillante anillo de gas. Tenues lóbulos se extienden perpendicularmente al anillo, dándole a las partes más difusas de la nebulosa una forma de reloj de arena.
Estas brillantes eyecciones se sospecha que fueron energizadas por una estrella que ya colapsó hacia una enana blanca. El problema es que no encuentran a la enana blanca que debería estar allí.
El misterio se profundizó cuando los investigadores obtuvieron observaciones ultravioletas en la década de 1990 con el satélite internacional Ultraviolet Explorer, esperando ver signos de una débil pero muy caliente estrella. Sin embargo, no se detectó radiación ultravioleta.
En cambio, en el centro del anillo nebular hay dos sospechosos: un par de estrellas que se orbitan cada cinco días, ninguna de las cuales es una enana blanca. Estas estrellas son más calientes que nuestro Sol (su clase espectral es A) pero no son suficientemente calientes como para hacer brillar a la nebulosa. Sólo un flujo de radiación ultravioleta, como el de las enanas blancas, podría lograrlo.
El estudio está siendo conducido por Katrina Exter y Howard Bond del Instituto de Ciencia del Telescopio Espacial en Baltimore y un equipo de colegas británicos y americanos. Según los datos de espectrocopía y fotometría, las dos estrellas son más grandes que las de la secuencia principal de sus masas. Esto implica han comenzado a evolucionar hacia gigantes rojas. Ambas estrellas parecen estar rotando más lentamente de lo esperado: se esperaría que siempre estuvieran de cara una con la otra, pero no es así.
Los astrónomos sugieren una simple explicación para los hechos de la escena: las estrellas en el centro de SuWt 2 nacieron como una familia de tres miembros, con estrellas A orbitándose en forma muy cercana y una estrella más masiva orbitando más lejos. Esto permitió que la estrella masiva evolucione hasta convertirse en una gigante roja que recién entonces engulló al otro par de estrellas. Atrapadas en el envoltorio común de la gigante roja, el par de estrellas fueron cayendo hacia el núcleo causando que el envoltorio rotara más rápidamente. Finalmente, las capas exteriores de la gigante roja fueron eyectadas en el plano de la órbita, producindo la nebulosa con forma de anillo que se ve actualmente. La inusual velocidad de rotación de las dos estrellas A habría sido otra consecuencia producida por la hermana gigante.
Las observaciones de suelo fueron obtenidas con los telescopios de Cerro Tololo en Chile, el New Technology Telescope de ESO, también en Chile, el telescopio Anglo-Australiano y el Observatorio Astronómico de Sudáfrica.
La radiación ultravioleta del caliente núcleo expuesto de la gigante roja habría causado el brillo de la nebulosa. Si el núcleo era lo suficientemente masivo, se habría achicado y enfriado rápidamente hacia una difusa enana blanca, lo que podría explicar su actual invisibilidad.
Los resultados están siendo presentados en la 212º Reunión de la Sociedad Astronómica Americana en St. Louis.
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