Un grupo de astrónomos descubrió la supernova más joven de la Vía Láctea, de solo 140 años y a la que se estaba siguiendo la pista desde hacía más de dos décadas, informaron hoy los especialistas en una conferencia de prensa.
El descubrimiento fue posible gracias al Telescopio Chandra de la NASA y el Observatorio Nacional de Radio Astronomía (NRAO, por sus siglas en inglés), indicaron los investigadores.
Hasta ahora, la supernova más reciente que tenían identificada databa de 1680, según los estudios sobre la expansión de los restos de Casiopea A.
El descubrimiento anunciado hoy, y que se ha estado persiguiendo desde 1985, ayudará a determinar con mayor exactitud la frecuencia con la que las supernovas explotan en la galaxia.
La supernova descubierta no había sido vista en estos 140 años porque explotó cerca del centro de la galaxia y quedó incrustada en un denso campo de gas y polvo, señalaron los científicos.
Esto la hacía tres millones de veces más imperceptible que si hubiera estado en la oscuridad, pero gracias a los nuevos sistemas de rayos equis y a las ondas de radio que se utilizan consiguieron penetrar en ella fácilmente.
'Podemos ver algunas explosiones de supernovas con telescopios ópticos en la mitad del universo, pero cuando están envueltas en esa densidad podemos perderlas de nuestro campo visual', dijo el director de la investigación Chandra, Stephen Reynolds, de la Universidad de Carolina del Norte.
Según Reynolds, 'la expansión de la nube de gas tras la explosión brilla en las radio ondas y en los rayos equis durante miles de años. Los rayos equis y los radio telescopios pueden ver a través de la oscuridad y nos han mostrado ahora aquello que nos habíamos estado perdiendo'.
Los astrónomos explicaron que suelen observar el comportamiento de las supernovas en otras galaxias y, basados en esas investigaciones, calculan que cada siglo unas tres supernovas pueden explotar en la Vía Láctea, aunque esas estimaciones tienen un amplio margen de error.
'Si estos cálculos fueran correctos, tendría que haber restos de unas diez explosiones supernovas más recientes que la de Casiopea A', indicó David Green, otro de los investigadores perteneciente a la Universidad de Cambridge (Reino Unido).
Explicó que es 'un gran descubrimiento el haber conseguido seguir la estela de una de ellas'.
Esta investigación comenzó en 1985 cuando un grupo de astrónomos dirigido por Green identificó el cuerpo celeste G1.9+0.3 como los restos de una supernova, y pensó que podría ser parte de otra supernova mayor que habría explotado entre 400 y 1.000 años antes.
Sin embargo, veinte años después, el seguimiento de este elemento desde el observatorio Chandra reveló que desde 1985 había crecido un 16 por ciento, lo que indicó que los restos de la supernova eran mucho más recientes de lo que los investigadores habían pensado.
La nueva data de la supernova fue confirmada en las pasadas semanas gracias a la nueva tecnología de la observación por radio.
La supernova es una explosión estelar que produce objetos muy brillantes en la esfera celeste y suele aparecen donde antes no se observaba nada. En ocasiones son difíciles de distinguir si el polvo que desprenden no deja ver su brillo.
Los científicos subrayaron que este descubrimiento es fundamental para calcular con mayor precisión la edad de las supernovas de nuestra galaxia.
Añadieron que, además de tener el récord de ser la supernova más joven, la G1.9+0.3 es importante porque nunca se había visto una expansión de partículas tan rápida, lo cual estimulará más estudios desde el observatorio Chandra.
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