La Luna nos fascina. El único mundo aparte de la Tierra en el que los humanos han puesto el pie, sabemos una notable cantidad de cosas sobre ella, pero aún permanecen incontables misterios.
Una teoría, presentada en el último Congreso de Ciencias Planetarias Europlanet por Joop Houtkooper de la Universidad de Giessen, sugiere que las condiciones en algunos cráteres lunares pueden ser perfectas para conservar muestras de vida de la Tierra y tal vez incluso de Marte.
La Luna rota en un ángulo tal que el Sol está directamente sobre su ecuador. Algunos cráteres cerca de los polos lunares por tanto viven en una oscuridad eterna, no viendo nunca la luz del Sol. Houtkooper dice que el cráter Shackleton (el cual tiene 19 kilómetros de diámetro) en el polo sur de la Luna puede contener tales puntos oscuros.
“El centro del cráter Shackleton está en una profunda oscuridad, excepto por alguna luz solar reflejada de los bordes del cráter”, dice Houtkooper. “Pero en el fondo de Shackleton hay sin duda otros cráteres menores. En estos hay puntos donde ni siquiera llega la luz solar reflejada. Por lo tanto, desde estos lugares miramos hacia el universo frío”.
¿Cómo de frío? Estos puntos oscuros están a 25 grados Kelvin (-248,16 grados C), una temperatura excelente para la conservación. De hecho, los gases en estos puntos se congelan y forman hielo.
Houtkooper argumenta que este material de los cráteres están salpicado de impactos de meteoritos – extrañas ocurrencias, pero bastante probables a lo largo de miles de millones de años – y cualquier cosa presente dentro de los meteoritos estaría cubierta y protegida contra la erosión del viento solar.
Signos de vida
Encontrar antiguos meteoritos en la Luna sería de por sí apasionante, pero lo que pueden contener es el verdadero interés para Houtkooper.
Considera la vida bacteriana simple en la Tierra inicial, viviendo en el interior de una roca la cual se estrelló contra la superficie del planeta por un gran impacto. En teoría, alguna de las muestras podría haber aterrizado en cráteres lunares como Shackleton. Una vez allí, estarían perfectamente conservadas en una congelación profunda durante miles de millones de años. La vida llevada a la Luna de esta forma estaría casi con toda certeza muerta, aunque es posible que alguna criatura resistente pudiese sobrevivir al viaje en un estado latente. Como afirma de forma sucinta Houtkooper, “podría haber signos de vida de la joven Tierra en la Luna”.
Las cosas se ponen particularmente interesantes cuando se tiene en cuenta un gran impacto en la Luna por un objeto de alrededor de 10 km de diámetro. Si ocurriese tal cosa, se arrojaría suficiente material para crear una atmósfera lunar muy fina. Esta tenue atmósfera podría durar unos cientos de años, tiempo suficiente para despertar cualquier vida durmiente que hubiese llegado a la Luna desde otros mundos.
Por lo que es posible que, salpicados a lo largo de la colorida historia de la Luna, podría haber albergado organismos simples, pero vivos.
Marcianos en la Luna
Houtkooper afirma que no hay razón por la que el transporte y conservación de microbios esté limitado al sistema Tierra-Luna. Si hubo vida en Marte, el mismo proceso pudo haber tenido lugar. Prístinas muestras marcianas pueden estar perfectamente esperando el descubrimiento en las oscuras profundidades de un cráter lunar.
Si se descubriese vida antigua en la Luna, podríamos determinar su mundo de origen. Los organismos constan de firmas isotópicas, las cuales son como pasaportes biológicos que indicar su lugar de nacimiento. Si se conservó vida originada en nuestro planeta, podríamos determinar esto con una buena precisión.
Lo mismo puede decirse de Marte, dado que muchos años de misiones científicas al planeta rojo nos han brindado información detallada de sus condiciones a lo largo de la historia. Si las firmas isotópicas no pudieran determinarse, una excitante posibilidad es que los organismos puede proceder de otros mundos incluso más exóticos.
Apuesta arriesgada
Encontrar vida terrestre en la Luna podría darnos nueva información sobre la antigua vida en nuestro planeta, y encontrar microbios extraterrestres sería un triunfo para la ciencia. Pero, ¿cómo de probable es que se hayan conservado criaturas en el fondo de los cráteres lunares?
“Es una pequeña posibilidad”, admite Houtkooper. “Pero aún así es una probabilidad”.
Houtkooper dice que dado que el hielo es un material útil para la investigación humana de la Luna, nuestros futuros esfuerzos de exploración se centrarán en estos puntos fríos de cualquier modo. “Podría haber un enorme bonus científico si observamos lo que contiene el hielo”, apunta.
Se han hallado algunos microbios en la Tierra congelados durante miles de años que posteriormente se han calentado y resucitado. Si se descubren microbios en el fondo de cráteres como Shackleton, habría una apasionante posibilidad de que calentándolos y exponiéndolos a agua líquida pueden proporcionar el toque de diana que estaban esperando.
Toas estas posibilidades permanecen como teorías por demostrar hasta que se proporcionen pruebas. Afortunadamente, con misiones tripuladas planificadas a la Luna, y con el hielo siendo un objetivo lógico, es probable que estas pruebas se lleven a cabo. Tal y como concluye Houtkooper, “Es una apuesta arriesgada, pero si vamos a hacerlo de todas formas, ¿por qué no hacerlo de forma colateral?”
fuente | Ciencia kanija
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