Los científicos descubren un nuevo planeta orbitando peligrosamente cerca de una estrella gigante


Un equipo de astrónomos de la Universidad Estatal de Pennsylvania y de la Universidad Nicolás Copérnico en Polonia han descubierto un nuevo planeta orbitando una estrella gigante roja, HD 102272, la cual es mucho más evolucionada que nuestro Sol. El planeta tiene una masa que es casi seis veces la de Júpiter, el mayor planeta de nuestro Sistema Solar. El equipo incluye a Alexander Wolszczan, el descubridor de los primeros planetas encontrados fuera de nuestro Sistema Solar, que es Profesor Evan Pugh de Astronomía y Astrofísica y director del Centro de Exoplanetas y Mundos Habitables en la Universidad Estatal de Pennsylvania; y Andrzej Niedzielski, que lidera a sus colaboradores en Polonia. El equipo sospecha que un segundo planeta puede estar también orbitando a HD 102272. Los hallazgos, que se publicarán en un futuro ejemplar de The Astrophysical Journal, arrojan luz en la forma en que las estrellas viejas pueden influir en los planetas cercanos.




Los científicos ya saben que las estrellas se expanden con su edad y que finalmente pueden engullir a los planetas adyacentes. De hecho, los científicos esperan que nuestro planeta sea tragado por el Sol en aproximadamente mil millones de años. Pero lo que los científicos aún no comprender totalmente es cómo las estrellas viejas influyen en los planetas cercanos antes de ser destruidos. El planeta recientemente descubierto por el equipo es interesante debido a que está situado más cerca de la estrella gigante roja que ningún otro planeta conocido. Desde una distancia de 0,6 unidades astronómicas, lo cual está justo dentro de la órbita de Venus alrededor del Sol, la gigante de expansión regular parece un gigantesco disco rojo en los cielos del planeta alienígena, que es más de 16 veces mayor de lo que nos parece la Luna llena en la Tierra.

“Cuando las estrellas gigantes rojas se expanden, tienden a comerse los planetas cercanos”, dijo Wolszczan. “Aunque el planeta que descubrimos posiblemente podría estar más cerca de la estrella sin sufrir daño por ella, parece haber una zona de vacío alrededor de tales estrellas. Nuestro descubrimiento lo empuja a aproximadamente 0,6 unidades astronómicas, lo cual es el tamaño de la órbita del nuevo planeta. Es importante descubrir por qué los planetas no quieren ir más cerca de sus estrellas, por lo que nuestro siguiente paso es intentar imaginar por qué existe esta zona de vacío y si tiene lugar alrededor de todas las estrellas gigantes rojas”.

El equipo usó el Telescopio Hobby-Eberly del Observatorio McDonald en el suroeste de Texas para realizar el descubrimiento. A través del telescopio, el cual está equipado con un preciso espectrógrafo, los científicos observaron un patrón de desplazamientos alternativos de las líneas espectrales de la luz procedentes de la estrella, la cual está situada a 1200 años luz de la Tierra en la constelación de Leo. Estos diminutos desplazamientos alternativos representan la huella de la estrella que se mueve de forma alternativa hacia acercándose y alejándose de la Tierra conforme se bambolea en el espacio respondiendo al tirón gravitatorio de un planeta que la orbita. Debido al efecto Doppler, la luz de la estrella se hace más azul conforme se mueve hacia la Tierra y más roja conforme se aleja, lo cual se refleja en las líneas espectrales medidas. El patrón específico de estos desplazamientos, los cuales observaron el equipo de investigadores, permitió a los científicos determinar que un planeta – y posiblemente dos – orbitan la estrella. Si existe el segundo planeta, el sistema se convertiría en el primer sistema múltiple descubierto alrededor de una estrella gigante roja.

Wolszczan dijo que está particularmente interesado en aplicar a nuestro Sistema Solar el conocimiento que ha logrado sobre los efectos del envejecimiento estelar en los planetas que orbitan otras estrellas. “Nuestro Sol un día se convertirá en una gigante roja y es interesante pensar en lo que sucederá con los planetas exteriores de nuestro Sistema Solar conforme se expanda el Sol”, comenta. “Por ejemplo, Europa, una de las lunas de Júpiter, está cubierta por hielo, pero si estuviese más cerca del Sol, sería posible un mundo con un océano templado que podría posiblemente dar soporte a la vida”.

En 1992, Wolszczan se convirtió en la primera persona en descubrir planetas fuera de nuestro Sistema Solar cuando usó el radiotelescopio de más de 300 metros de Arecibo para detectar tres planetas que orbitaban rápidamente una estrella de neutrones. El descubrimiento abrió la puerta a la actual intensa era de búsqueda de planetas sugiriendo que la formación planetaria podría ser bastante común en el universo y que los planetas pueden formarse alrededor de distintos tipos de objetos estelares. El Centro de Exoplanetas y Mundos Habitables de la Universidad Estatal de Pennsilvanya, el cual dirige Wolszczan, promueve la investigación en el campo de estudio de los planetas extrasolares en el cual los objetivos principales son encontrar planetas donde existan organismos vivos, o puedan existir, y determinar su índice de ocurrencia en el universo. Los investigadores reciben apoyo del Ministerio Polaco de Ciencia y Educación Superior, el Programa de Astrobiología de la NASA, la Fundación Polaca para la Ciencia, y la Academia Polaca de Ciencias.

Fuente | Ciencia kanija

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