La mayor parte de las búsquedas de planetas alrededor de otras estrellas, también conocidos como exoplanetas, se centran en estrellas como el Sol. Esas búsquedas han demostrado ser exitosas, dando como resultado más de 400 mundos alienígenas. No obstante, las estrellas como el Sol no son los únicos hogares potenciales para los planetas. Una nueva investigación de astrónomos del Centro Harvard-Smithsoniano para Astrofísica (CfA) y el Observatorio Nacional de Astronomía öptica (NOAO) confirma que la formación de planetas es un subproducto natural de la formación estelar, incluso alrededor de estrellas muchos más pesadas que el Sol.
Koenig y sus colegas examinaron la región de formación estelar conocida como W5, la cual está aproximadamente a 6500 años luz de distancia en la constelación de Cassiopeia. Usaron el Telescopio Espacial Spitzer y el terrestre Estudio de Todo el Cielo de Dos Micras (2MASS) para buscar pruebas infrarrojas de discos polvorientos de formación planetaria. Observaron unas 500 estrellas de tipo A y B, las cuales tienen entre 2 y 15 veces la masa del Sol. Sirio y Vega, no incluidas en el estudio, son dos estrellas de tipo A fácilmente visibles a los observadores aficionados.
El equipo encontró que aproximadamente una décima parte de las estrellas examinadas parece tener discos de polvo. De esos, 15 mostraron signos de limpieza central, lo que sugiere que planetas del tamaño de Júpiter recién nacidos están absorbiendo material.
“La gravedad de un objeto del tamaño de Júpiter podría limpiar fácilmente el disco interior hasta un radio de 10 a 20 UA, que es lo que vemos”, dijo Lori Allen de NOAO.
La formación de planetas alrededor de estrellas de tipo A y B es una batalla entre fuerzas opuestas. Por una parte, los discos de las estrellas tienden a ser más masivos y contienen más materia prima para construir planetas. Por otra parte, la feroz radiación estelar y los vientos intentan destruir rápidamente los discos.
Las estrellas de W5 tienen apenas de dos a cinco millones de años,aunque la mayor parte ya han perdido la materia prima necesaria para formar los planetas. Esto indica que, al menos para las estrellas de tipo A y B, los planetas no se forman rápidamente en absoluto.
Las posibilidades de hipotética vida alienígena son desalentadoras. La zona habitable, o región donde puede existir el agua líquida en una superficie rocosa, está a una mayor distancia de la estrella en las estrellas de tipo A y B que para las estrellas similares al Sol debido a su mayor luminosidad. No obstante, esta luminosidad también viene en forma de un tiempo de vida corto. Las estrellas A y B viven apenas de 10 a 500 millones de años antes de agotar su combustible.
La vida existe en la Tierra desde hace 3500 millones de años en sus formas más simples, antes de que la explosión del Cámbrico llevara a la diversidad de formas de vida que vemos hoy. Los planetas de W5 alrededor de estas estrellas más masivas no tendrían esa oportunidad.
“Estas estrellas no son buenos objetivos para la búsqueda de extraterrestres”, dijo Koenig, “pero nos dan una excelente nueva forma de lograr una mejor comprensión de la formación de planetas”.
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