El polvo espacial más omnipresente de lo que se pensaba

El vasto espacio entre las galaxias podría parecer que está bastante vacío. Pero en realidad está salpicado con nubes de polvo cósmico que fueron probablemente expulsadas de las propias galaxias. Y el polvo se dispersa más en el espacio intergaláctico de lo que los astrónomos habían esperado, según un nuevo estudio.

El descubrimiento se realizó observando sutiles desplazamientos en la emisión de luz de fuentes de radio que se sitúan en los corazones de galaxias muy lejanas.

Estas fuentes de radio se conocen como quásares, y son los objetos más lejanos y las fuentes de radio más potentes del universo. Desde sus nidos en el centro de las galaxias, emiten poderosos rayos de ondas de radio, rayos-X y a veces rayos gamma de alta energía. Como destellos celestiales, su luz puede penetrar en la vasta oscuridad del espacio.



En su camino hacia la Tierra, la luz de los quásares pasa a través de galaxias intermedias. Los granos de polvo de las galaxias bloquean la luz del extremo azul del espectro más efectivamente que la luz roja, provocando que el quásar parezca más rojizo a los observadores de la Tierra.

Este mismo fenómenos puede verse en la Tierra durante una puesta de Sol: “Los rayos de luz pasan a través de una capa más gruesa de la atmósfera, absorbiendo cada vez más luz azul, provocando que el Sol parezca más rojo”, dijo Ryan Scranton de la Universidad de California en Davis, que fue parte del equipo que realizó el descubrimiento del polvo.

“Encontramos un enrojecimiento similar en quásares debido al polvo intergaláctico, y este enrojecimiento se extiende hasta 10 veces más allá de los bordes aparentes de las propias galaxias”, explica Scranton.

El equipo analizó los colores de aproximadamente 100 000 quásares lejanos situados tras 20 millones de galaxias, usando imágenes del Estudio Digital del Cielo Sloan (SDSS-II).

“Hacer el promedio entre tanto objetos nos permitió medir un efecto que es mucho más pequeño de ver en un quásar aislado”, dijo el miembro del equipo Gordon Richards de la Universidad de Drexel en Filadelfia.

El desplazamiento de la luz nos demostró que el polvo no sólo no estaba en las galaxias, sino tampoco en las afueras.

“Las galaxias contienen grandes cantidades de polvo, la mayor parte del cual se formó en las regiones exteriores de las estrellas moribundas”, dijo el líder del equipo Brice Menard del Instituto Canadiense de Astrofísica Teórica. “La sorpresa es que estamos viendo polvo a cientos de miles de años luz fuera de las galaxias en el espacio intergaláctico”.

Las explosiones de supernovas y los “vientos” procedentes de estrellas masivas llevan el gas fuera de algunas galaxias, explicó Menard, y este gas puede transportar polvo con él. O, el polvo puede ser directamente empujado por la luz estelar.

“De alguna forma, parte de este polvo están siendo expulsado al espacio entre las galaxias”, dijo Richards a SPACE.com.

Los astrónomos habían pensado que cualquier polvo expulsado por las estrellas en explosión caería de nuevo dentro de la galaxia, como una pelota de béisbol cae de nuevo a la tierra cuando alguien la lanza al aire. El material polvoriento puede ser lanzado mucho más rápido de lo que los científicos habían pensado y superar el tirón gravitatorio, de la misma forma que un cohete lanzado a altas velocidades alcanza el espacio, explica Richards.

Por tanto los nuevos hallazgos significan que los astrónomos tendrán que “empezar a afinar sus modelos teóricos”, para ver si pueden llegar a un mecanismo que explica las nubes de polvo que rodean las galaxias.

Este polvo intergaláctico podría afectar a experimentos cosmológicos planificados que usan las supernovas para investigar la naturaleza de la “energía oscura”, un misterioso componente cósmico responsable de la aceleración de la expansión del universo.

“Al igual que el polvo de las casas, el polvo cósmico puede ser un incordio”, dijo Scranton. “Nuestros resultados implican que las supernovas más lejanas se ven a través de un poco de bruma, lo cual puede afectar a las distancias estimadas”.

Los hallazgos se enviaron a la revista Monthly Notices of the Royal Astronomical Society y se publicaron el 26 de febrero en arXiv.org, un archivo web de libre acceso para borradores de artículos de los campos de física, matemáticas y ciencias de las computación.

Vía | ciencia kanija



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