El halo que rodea a las galaxias espirales está formado por "fósiles" de otras galaxias

Las imágenes tomadas por el astrofotógrafo estadounidense R. Jay Gabany han permitido a los científicos observar que el halo que rodea a la mayoría de las galaxias espirales contiene enormes corrientes de galaxias que fueron absorbidas durante los últimos 4.000 millones de años y que constituyen verdaderos “fósiles galácticos”.

El investigador del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) David Martínez Delgado presentó ayer, en la reunión de la Sociedad Española de Astronomía en Santander, los resultados del estudio de las imágenes tomadas por el astrónomo aficionado, cuyas espectaculares imágenes han sido publicadas durante años por las principales revistas de divulgación astronómica.

Según ha informado la Universidad de Cantabria (UC), el estudio de esas imágenes ha permitido observar con detalle, por primera vez, las enormes corrientes de estrellas procedentes de antiguas galaxias enanas, ya desaparecidas, que se forman alrededor de las galaxias espirales que las absorben.

Fuente | ADN



Canibalismo galáctico

En concreto, los científicos han observado ese fenómeno en dos galaxias cercanas a la Vía Láctea, la NGC 5907 y la NGC 4013. Sus descubridores lo describen como “un ejemplo de canibalismo galáctico”, parecido al producido por la destrucción de la galaxia enana de Sagitario en las proximidades de la Vía Láctea.

La UC explica que estas observaciones confirman los pronósticos realizados por el modelo cosmológico de materia oscura fría, que propone que las galaxias espirales se formaron a partir del aglutinamiento de sistemas estelares menos masivos.

La NGC 5907 es una galaxia situada a 40 millones de años luz de la Tierra, cuya estructura circundantes se formó hace al menos 4.000 millones de años a partir de la destrucción de una de sus galaxias satélite, de la cual no se aprecia ningún rastro en las imágenes. Su estructura tiene un radio de más de 150.000 años luz.

Estudio de la formación de galaxias

Por su parte, la NGC 4013 está situada a 50 millones de años luz de la Tierra y posee otra corriente en forma de bucle que deja un rastro fantasmagórico a una distancia de más de 80.000 años luz del centro, indican los responsables de este descubrimiento. Esta corriente estelar tiene una estructura parecida a la corriente de Monoceros, el anillo gigantesco de estrellas que rodea la Vía Láctea, y que fue descubierto en 2003.

Estos hallazgos permiten, por un lado, saber más sobre los momentos finales de la formación de galaxias similares a la Vía Láctea y, por otro, sirven para explorar a partir de modelos teóricos una de las componentes menos conocidas de las galaxias espirales: la “materia oscura”, la materia que no detectan los telescopios.


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